viernes, 21 de septiembre de 2018

Japón 2018. Día 3: "The return"

El resumen del día de hoy podría ser perfectamente: "Si nos hubiéramos quedado acostaicos, mejor".
Empezamos... El día amanece con la duda de si por el tifón iba a ver snorkel o no, pues bien, teníamos un cuarto de hora para prepararnos en caso de que hubiera, a las 7.15 confirmaban y a las 7.30 teníamos que estar listos. Bien, pues al final parece que había y vamos a salir a la calle cuándo venís que está cayendo la del pulpo, ¿en serio va a haber snorkel con la que está cayendo? Pues al parecer lo había, total que vamos recogiendo pasajeros haya que llegamos al sitio dónde mis daban el neopreno y tal. Mi día ya empezaba algo torcido porque a pesar de decirme que la cremallera del neopreno iba para atrás, yo me lo pongo y la cremallera, ¿pa dónde? Pues pa alante, bieeeen, bueno no pasa nada, le damos la vuelta y a pesar de que ya parecía la magdalena y su papelico (neopreno y piernas), conseguí quitármelo y ponérmelo de nuevo.
Bueno, pues pa alante que íbamos, llegamos al puerto de Okinawa y nos subimos a un barquito dónde nos explican un poco la forma de poder proceder y tal... Total que empieza el trayecto en barquito (en un principio de media hora, que al final fueron unos 45-50 minutos (los más largos de mi vida y más infernales, ya de paso). Eso empezó a moverse como si fuera una bendita montaña rusa endemoniada, comienzo a encontrarme bastante mal, me dan una bolsa y empieza la fiesta (creo que eché la pota ¿7-8 veces? quizá alguna más. Me quería directamente morir, creo que no me he sentido peor en mi vida. Para colmo de males, el trayecto de media hora se alargó porque la isla a la que íbamos pues no sé si tenía demasiado oleaje o no sé, el caso es que nos dijeron que 10 minutos más (y yo pensando: no puede ser...), esos 10 minutos se convirtieron en otros 10, el caso es que yo no sé lo que tardamos en llegar a la otra isla, pero para mí fueron como semanas. Por supuesto, una vez echaron anclas, yo no hice snorkel (y Alfredo el pobre tampoco, por solidaridad), total que pagamos casi 100 pavos por dar un paseo en barco en el que poté en total como 10 veces. Porque claro, no os penséis que el resto que estuvimos parados estuve yo ahí de puta madre (seguí potando) y a la vuelta, otro poquete, como digo una experiencia que no le deseo ni a mí peor enemigo.
Cuando llegamos a tierra, me faltó hacer lo del Papa cuando besa tierra Santa, pero ni tenía fuerzas para nada, así que, me conformé con llegar a la furgoneta que nos llevaba a donde nos habíamos puesto los neoprenos. De ahí, otra furgoneta nos llevaba al hotel, pero justo antes de subirme, volví a potar, total que nos quedamos allí en una sala intentando recuperarme y luego, nos pidieron un taxi (el que, muy amablemente, pagaron los del tour de snorkel). La verdad es que no se les puede decir nada a los currantes del tour porque se portaron de 10.
Una vez ya en el hotel, nos duchamos, nos habíamos quemado en la espalda (estupendo). No teníamos aftersun, así que, cuando medio me recuperé fuimos en busca de algo parecido y a comer algo. De la comida hice fotillos (abajo las publicaré), pero del resto del día, no hay naaaa, ¿a que no imagináis por qué? Lo bueno, es que en el centro comercial en el que comimos cogimos algo de aire y fuerzas (¿he dicho el puñetero calor que hace en esta bendita isla?). Me compré 4 libritos en japonés para leer luego en España, todos ellos por unos 24 pavos (chollazo con respecto a los libros que puedes comprar directamente en España).
Pero el día no acabó ahí señores y señoras, fue a mejor (modo sarcástico activado). Decidimos ir al castillo Shuri que, el día anterior se nos quedó en el tintero porque fuimos de noche, total que el castillo que estaba a unos 6 km, tardamos (en coche), ¿media hora, 45 minutos? No sé, un infierno, Okinawa a las 18.00 no tiene nada que envidiar a la M30 en hora punta.
Llegamos al castillo y se lía a caer una manta de agua que no era ni normal (en Japón eso de chispear no se estila). Vamos bien, sí, parece que escampa y nos vamos pa dentro (1640 ¥ de entrada, unos 12 pavos para ver una reconstrucción del castillo que fue bastante decepcionante a nuestro modo de ver).
Bueno, pues vamos a un Don Quijote que estaba a unos 14 km a terminar el día tranquilicos (o eso creíamos) porque de camino, tuvimos un accidente con el coche (esa fue la guinda del pastel). Gracias a Dios fue un roce para lo que podía haber sido y tanto el otro conductor como nosotros estamos bien, bueno pues fiesta, el tío, claro, era japonés y prácticamente ni papa de inglés, además era jovencillo. Pues nada nos decía de primeras que no se podía girar en ese cruce, claaaro, por eso justo delante de nosotros giraron dos coches, se lo intento explicar en mi japonés indio total y nos decía que estaba rojo nuestro semáforo, una mierda como un sol, estaba en verde, pero es que en Japón (nota mental, no alquiléis un coche en Japón por Dios) los cruces son muy cachondos, tienes un semáforo (como a 100 metros de dónde te tienes que parar, eso pa empezar) y luego, que aunque tu semáforo esté en verde, los que vienen de frente también lo tienen en verde, vamos una auténtica fiesta, total que fuimos a girar y venía el chaval este a toda cebolla, total que le gritó a Alfredo, ¡cuidao! Y pegó un frenazo que evitó que el choque hubiera sido peor. Nos bajamos y el caso es que el chaval llamó a la policía y cuando vinieron, la versión de los hechos nuestra parece que no estaba disponible para ser expuesta porque la única versión que apuntaron los policías fueron la del chaval japonés, con dos cojones). Llamamos al servicio de Orix (compañía de alquiler de coche) de accidentes y no era parece ser de Orix, vamos mejorando sí. El caso es que después de media hora larga, la cosa se estabilizó y hoy teníamos que llamar a Orix para explicar el problema (cómo hoy devolvemos el coche no hay que llamar). Por cierto, lo de los partes de accidentes parece que, aunque existen (teníamos un par de ellos en la guantera), no se deben usar mucho... Y las compañías de seguro se ve que tampoco existen mucho porque llevamos un papel escrito a mano por uno de los policías con el nombre y los datos del otro conductor... en fin.
Al final, decidimos volver al hotel que ya habíamos tentado mucho a la suerte ese día. A comprar cena en un conbini y a echarse un ratico en los futones.
Esperamos que mañana sea otro día...
おやすみなさい

Comida que se calzó Alfredo después del "día del snorkel"
Yakisoba, arroz y sopa miso que no me pude acabar después de "mi día de pota" xDD

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